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Sobre la inteligencia y la confianza como claves para crear buenos equipos

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Al hilo de un debate planteado por Amor Oliva Ramón en nuestro grupo de debate Womantalent, se nos planteaba un nuevo estudio de la Universidad de Oxford según el cual, resulta que las personas más inteligentes, las más listas, confían más en los demás y obtienen por ello excelentes resultados a la hora de formar equipos de trabajo.

Es curioso… porque a priori siempre se piensa lo contrario: que es propio de las mentes más simples (más inocentes), menos complicadas y -por asociación- menos inteligentes el ser una persona confiada, que no duda de las intenciones del otro ni se plantea que su interlocutor pueda estar mintiendo, manipulando, engañando, tergiversando, que oculte oscuros intereses o que quiera ponernos una cara y pensar, incluso hacer, lo contrario.

Reflexionaba yo que no puedo sorprenderme con el dato que nos daba Amor, ya que en mi propia casa tengo un gran ejemplo: mi marido es un hombre extraordinariamente inteligente y brillante y siempre me pregunto cómo hace para rodearse de equipos de gente tan valiosa, personas que confían en él ciegamente y que consiguen con él resultados espectaculares.

Mi esposo es una persona muy querida que transmite seguridad, buen rollo y confianza en los demás . Como jefe, compruebo por sus subalternos- la mayoría suelen venir a engrosar nuestra lista de amigos y permanecen con el paso de los años aunque ya no estén en la misma empresa- que su liderazgo transmite sincera seguridad en las capacidades del otro, lo que hace que se sientan valorados, necesarios y compensados en sus esfuerzos. Esa confianza, ellos se la devuelven multiplicada. La gente de los equipos que él forma siempre le ha respondido de forma inmejorable, en distintas empresas, en distintas situaciones. Sería una prueba contundente de lo que afirma el artículo. Y por tanto, me veo obligada a suscribirlo.

¿Qué otros rasgos caracterizan esa capacidad de formar equipos y liderarlos llevándolos a su máximo rendimiento y para más datos en un entorno feliz y sano? En el caso que nos ocupa y que vuelvo a asumir como referencia: sinceridad, honestidad, pragmatismo, empatía, carisma…Si; nuestro modelo tiene esas cualidades, es cierto.

Grandes dosis de realismo  y una infalible capacidad de análisis caracterizan también a la persona que he tomado como ejemplo de esta reflexión. Según el estudio británico, una explicación de por qué los inteligentes desconfían menos y obtienen mejores resultados en la formación de equipos podría ser que «son mejores a la hora de juzgar la personalidad y el carácter, y por eso tienden a establecer relaciones con quienes piensan que no les van a traicionar«.

Otra posible razón, señala el estudio, radica en que las personas listas saben valorar mejor las situaciones y reconocer cuándo a los demás puede guiarles un fuerte incentivo a la hora de acordar un trato.

Para colmo, los que tienen la suerte de reunir estas capacidades, al parecer, tienen mejor salud y son más felices…

Supongo que todo es una rueda que se retroalimenta. A mayor inteligencia, mayor seguridad en ti mismo, mayores capacidades de análisis y mayor confianza en los demás. Esa confianza revierte en compromiso y buenas vibraciones que a su vez genera un ambiente de trabajo propicio, y potencia a los miembros de un equipo volviéndolos más confiados, seguros de si mismos y felices…  y asi sigue la rueda.

El estudio avisa de que no puede vincular de forma científica la inteligencia con los mayores niveles de confianza en uno mismo y en los demás, pero que este elemento- la confianza- es clave para las personas, sea cual sea su coeficiente intelectual.