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La empresa que no amaba a las mujeres

“Mira Isabel, tu perfil es muy bueno”. “Encaja perfectamente para el puesto que estamos seleccionando, pero para ser sincera contigo no creo que vayas a ser la candidata finalista”. Me dijo la entrevistadora en un momento dado.

“¿Y cuál es el motivo?”, le pregunté.

“Bueno, ya sabes: eres mujer, tienes treinta y tantos, estás casada, no tienes hijos….”, me respondió la entrevistadora. ” De hecho creo que eres la mejor candidata para el puesto pero sabemos que el cliente prefiere un hombre”.

Y evidentemente no fuí la candidata elegida.

Ya han pasado varios años desde aquella situación y cada cierto tiempo leo una noticia que me recuerda aquella experiencia.

Todavía sigo pregúntandome por los motivos que pueden hacer que una empresa, de forma consciente y deliberada, decida prescindir de una parte importante del talento que existe en estos momentos por motivos espúreos.

Por hacernos una idea es como si a un cocinero le pidiesemos que hiciese un plato muy elaborado con sólo un par de ingredientes. Evidentemente podrá hacer un plato pero muy posiblemente no tendrá los niveles de calidad y el resultado esperado porque y, aprovechando que están de moda los programas culinarios de talento, para poder hacer el mejor plato necesitamos los mejores ingredientes.

¿Por qué no elegir a los mejores candidatos sólo por sus habilidades sin tener en cuenta otros factores?

Salvo que alguien me indique lo contrario, no conozco ningún estudio que diga que el talento varía en función del sexo o a la edad de la persona.

Desde mi experiencia como reclutadora no puedo afirmar categóricamente que las mujeres sean mejores ni peores para un puesto determinado, al igual que ocurre con los hombres.

Lo que sí puedo afirmar es que hay personas con habilidades y experiencias que les hacen muy válidos para una determinada posición y resulta lamentable que prescindamos de ellos por cuestiones puramente subjetivas o basadas en tópicos y convencionalismos.

Que duda cabe que en un proceso de selección, a la hora de elegir al candidato mas adecuado para un puesto, es necesario valorarlos con todo lo que traen en su mochila. Y con esto quiero decir no solo su experiencia y habilidades sino también su bagaje personal.

Ahora bien si dejamos que nos influyan cuestiones como el hecho de estar casad@, tener hij@s, separad@, ser mayor o menor de una determinada edad y demás circunstancias personales podemos caer en el error de dejar pasar por nuestra puerta uno de los mejores empleados que jamás hayamos tenido. Siempre y cuando seamos capaces de alzar nuestra mirada y darnos cuenta que el talento no conoce de edad, sexo ni otras circunstancias.

¿Las empresas quieren talento o simplemente trabajadores?

Cada vez más empiezo a dudar si las empresas quieren realmente talento entre sus filas o sólo la posibilidad de tenerlo.

Porque el talento es escurridizo y gusta poco de ambientes asfixiantes que no le permitan mostrarse en toda su plenitud.

El talento necesita ser comprendido, mimado, descubierto, mostrarse, compartirse…..y no todas las empresas están dispuestas a regalarse esa posibilidad por miedo a perder el control y a dejar entrar en sus rincones el aire fresco que trae consigo el talento recién descubierto.

Porque el talento es esa fuerza arrolladora que hará que una empresa sea diferente y especial.

Y tu, ¿tienes talento?