A las TIC les salen canas
Si atendemos a las estrategias para ajustar plantillas -despidos, vamos-, la decrepitud empieza a los 45, por mucho que la realidad demográfica -entre otras razones- esté aconsejando a las empresas políticas más inteligentes después de años de despilfarro humano.
Cuando yo era importante
Cuando yo era importante mi salón estaba repleto de gente y mi teléfono no paraba de sonar. Tenía multitud de compromisos e invitaciones que atender. Un Festival Publicitario en Cannes, Jurado en una Première en Berlin, una Sesión de Fotos o La Semana de la Moda de París. Estaba exhausto, pero no podía parar. Y entre Rodaje y Rodaje, un nuevo Viaje. Mi vida era un ir y venir de maletas. Un largo recorrido a través de aeropuertos, de hoteles, de salas de espera. Mi hogar se encontraba en cualquier parte del mundo y mis sueños a bordo de un crucero o de un avión.