El secreto de la bicicleta
Aun recuerdo aquel verano en el que mi abuelo me regaló una bicicleta. Fue el mejor de mi vida. Yo tenía 9 años y a partir de ese momento mi vida cambió. A la menor ocasión, me subía a mi bicicleta y me escapaba a recorrer los caminos de laberinto que conducían a la playa. Todo era nuevo para mí, así que comencé a conducir mi vida de la misma forma que conducía mi bicicleta, con total libertad y entusiasmo. Tan solo mis ilusiones y mis sueños eran capaces de seguirme a todas partes.
Hasta ese momento me había pasado horas y horas encerrado en casa con mis padres, que no me dejaban salir solo y se pasaban el día discutiendo por todo. Los mayores siempre piensan que cuando formas tu hogar y tu familia creas una estabilidad en torno a tí donde sólo existe lo que tienes delante de tus narices y se cierran en banda.
Prefieren seguir donde están, en esa falsa isla de seguridad habitada por la rutina y el aburrimiento, que atreverse a vivir experiencias nuevas. Y yo no estaba dispuesto a renunciar a mi libertad, aunque tuviese que vendarme mis doloridas rodillas y curar los moratones de mis caídas. Me pasaba horas y horas pedaleando, descubriendo el mundo, sin importarme nada más.
Una tarde comenzó a llover y me quedé en el jardín charlando con mi abuelo. Mantuvimos nuestra primera conversación de hombre a hombre y mi abuelo me contó entonces el Secreto de la Bicicleta. Me dijo que, «en la vida, como en la bicicleta, vas a conocer miles de paisajes y vivir diferentes experiencias. A veces acelerarás el paso y pedalearás más deprisa para alejarte de lo que no te gusta o de lo que te atemoriza, pero recuerda que en algún momento tendrás que volver atrás para regresar a casa y te encontrarás frente a frente con aquello de lo que querías huir. Sólo cuando te enfrentes, vencerás el miedo.
A veces te perderás y no sabrás qué camino tomar, entonces guíate por tu instinto y por tu corazón, ellos nunca te engañarán y te llevarán por el camino correcto.
Otras veces tendrás que pedalear cuesta arriba y sortear diferentes obstáculos y sentirás que no podrás, pero al final verás que con esfuerzo y tesón, todo se logra en la vida. Y si se te pincha una rueda, no te des por vencido, para cada problema siempre existe una salida y encontrarás una solución antes de llegar a la meta. Pero sobre todo disfruta de cada minuto que pases subido a tu bicicleta y de cada cosa que hagas en la vida. Mantén siempre tu entusiasmo bien alto. Y si ves que éste desaparece o no te gusta por donde estás conduciendo tu vida, párate y elige otro camino. Nunca será una pérdida de tiempo ni una vuelta atrás pues aprenderás de cada experiencia vivida y sólo así encontrarás la verdadera felicidad».
Yo era muy pequeño aún pero nunca he olvidado el Secreto de la Bicicleta. Mi abuelo lo sabía y gracias a él ahora sé cómo conducir mi vida y alcanzar mis sueños y a mis 18 años he conseguido tirar por el camino que deseaba, pese a la oposición de mis viejos.
Así que de verdad te lo digo tío, no dejes que nadie más lleve tu bicicleta…ni tu vida.
Sólo tú sabes donde quieres llegar. Y ahora amigo mío, respóndeme a estas preguntas: ¿Eres de los que siguen conduciendo su propia bicicleta?. ¿Vas por el camino que habías elegido?. Si la respuesta es NO…pon el contador a cero, empieza de nuevo y haz como yo, pedalea y enfréntate a tus problemas. Y si alguna vez encuentras obstáculos, párate y sortéalos, pero no te bajes nunca de tu bicicleta.
Me encanta «el secreto de la bicicleta» tal como lo cuenta el abuelo al nieto, qué gran verdad. No todo es pedalear cuesta abajo, a veces vienen mal dadas y toca subir una gran pendiente… Pero cuánta satisfacción cuando se llega arriba y se mira el camino recorrido detrás y el paisaje enfrente.
Excelente comentario María, efectivamente la vida está llena de pendientes y de cuestas hacia abajo, a veces las cosas son mas fáciles y nos deslizamos con más seguridad y rapidez y otras cuesta mucho pedalear para llegar hasta arriba, pero sin duda de los mayores esfuerzos salen los mejores resultados, al menos así la vida nos lo enseña cada día. Cuantas veces hemos pasado por situaciones difíciles que en definitiva son las que más nos hacen aprender en la vida. Un beso