Cuando yo era importante
Cuando yo era importante mi salón estaba repleto de gente y mi teléfono no paraba de sonar. Tenía multitud de compromisos e invitaciones que atender. Un Festival Publicitario en Cannes, Jurado en una Première en Berlin, una Sesión de Fotos o La Semana de la Moda de París. Estaba exhausto, pero no podía parar. Y entre Rodaje y Rodaje, un nuevo Viaje. Mi vida era un ir y venir de maletas. Un largo recorrido a través de aeropuertos, de hoteles, de salas de espera. Mi hogar se encontraba en cualquier parte del mundo y mis sueños a bordo de un crucero o de un avión.
Y mientras pasaban los días y las estaciones se sucedían, a veces, mi vida transcurría tan deprisa que me detenía a leer en los titulares de prensa los últimos acontecimientos sobre mi vida, mis últimas conquistas. Cuando era importante recibía miradas de admiración a mi paso y me paraban cada dos por tres para una foto o un autógrafo. Cuando yo era importante podía elegir a mis compañeras de rodaje, al Director con el que quería trabajar y eliminar las escenas que no me gustaban de un guión original. Cuando yo era importante conseguía mesa en los mejores restaurantes, las colas dejaban de existir y no tenía que pagar para tener lo mejor, simplemente llegaba a mis manos sin tan siquiera apretar un botón.
Y ahora, en este preciso instante, mientras estoy sentado en el banco de un parque miro al horizonte sin recordar casi quien fui pues he dejado de ser importante. Mi traje ha perdido lustre y mi sonrisa se ha ido apagando con el paso del tiempo. Ya nadie me llama por mi nombre, tan sólo me dicen abuelo. Mi teléfono ha parado de sonar y mis amigos ya no se cuentan por decenas. Sólo mi sombra me recuerda a veces la gran estrella que un día fui, pero incluso esta luz se ha ido difuminando con el paso del tiempo.
Sin embargo, ahora que ya no soy importante para nadie he comenzado a entender lo que es ser importante para uno mismo. Me organizo cada día a mi manera y mi mayor compromiso lo constituye una partida de ajedrez en la residencia. Ya no tengo que guardar las apariencias ni fingir que algo me importa cuando en realidad no es de mi incumbencia. Ahora mi mayor reconocimiento es el cariño de mis hijos o la sonrisa de mis nietos y aunque con mis ex mujeres no me entiendo, hemos alcanzado una relación cordial y de respeto. Antes no sabía ni en qué ciudad estaba cuando me levantaba, ahora cada día puedo observar el amanecer y dar gracias por lo que tengo. Ahora que ya no soy importante no tengo miedo a mirarme al espejo ni necesito hacer un pacto diario con el diablo.
Y después de pasar una vida entera intentando ser importante es hoy cuando realmente feliz me siento porque me he dado cuenta que la verdadera importancia de cada persona reside en su interior y cuanto menos te importen las apariencias y lo que los demás piensan, más crecerá tu importancia contigo mismo. Por fin soy quien quiero ser y no quien los demás querían que fuera. Mi estrella vuelve a brillar y esta vez nada la conseguirá apagar, ni tan siquiera el paso del tiempo.
Amparo Senra
Latest posts by Amparo Senra (see all)
- De rebajas - 15 enero, 2015
- Quédate en el presente - 28 julio, 2014
- Un momento de felicidad - 23 julio, 2014
Enhorabuena Amparo, todos hemos sido alguna vez importantes en la vida, para nuestros padres, para nuestros amigos, en nuestro trabajo, pero con el paso del tiempo llega un momento en el que lo importante es estar con uno mismo aunque sea simplemente echando una partida de ajedrez lejos de los focos, del glamour y de los aplausos. Gracias por deleitar nuestros sentidos con tus post, un abrazo concha calvo.
Querida Concha, muchas gracias por tu comentario, tienes toda la razón. Todos hemos sido importantes para alguien y lo seguimos siendo, pero sobre todo debemos ser importantes para nosotros mismos. A veces nos valoramos tan poco a nosotros mismos…y sé bien por qué lo digo pues el tema de la autoestima ha sido siempre mi punto débil. Lo importante no es lo que somos sino quienes somos. Un beso y gracias por tu reflexión, me encanta como escribes
Lo primero de todo, quiero felicitar a su autora, Amparo Senra, por la sensibilidad, la delicadeza en el empleo del lenguaje y por la magia que tiene esta reflexión a la hora de conectar con los lectores hambrientos de leer relatos que inviten al sosiego y tranquilidad en un mundo lleno de ruido.
¿Se han parado a pensar la libertad que goza el protagonista del relato? La libertad radica en ser él mismo, en vivir rodeado de lo que verdaderamente importa. Despojémonos de florituras que enturbian nuestro yo más íntimo y demos el paso de vivir felices. No es fácil, claro que no, pero merece la pena intentarlo: es nuestro momento.
Es un gusto encontrar a autoras con tanta sensibilidad como Amparo Senra. Sigue así, querida autora y gracias por escribir y ayudarnos a los demás.
Un abrazo.
Alberto Flores
Muchas gracias por tus palabras Alberto. Espero que te gusten las lecturas que puedes encontrar en este portal donde todas las autoras creo que tenemos algo en común: el preocuparnos por cómo siente el ser humano e intentar cambiar el mundo desde dentro de nosotros mismos y el lograr que las personas sigan confiando en sí mismas en una sociedad donde se han perdido gran parte de los valores.
Cuando yo era importante es una reflexión que muchas personas hacen sobre su propia vida, bien porque han perdido el trabajo o bien porque ya son mayores y han entrado en una etapa en la que se convierten en invisibles para la sociedad. Algunas personas que han leído este artículo me comentaban que cuando eran importantes tenían la agenda llena de grandes eventos y ahora sólo de recordatorios de cumpleaños o que ahora sólo su madre les felicita y se acuerda de ellos. Por eso reivindico el hecho de seguir sintiéndonos importantes nosotros mismos, no por quienes somos para la sociedad sino por nosotros mismos. Debemos recuperar esos valores y la autoestima, puede que ahora muchas personas no tengan trabajo pero por eso no son menos y eso nunca deben olvidarlo, a menudo se nos olvida que seguimos siendo personas valiosas con independencia de los números de nuestra cuenta bancaria o de la posición social que ocupemos. Si somos importantes para nosotros mismos también lo seremos para los demás. Un abrazo y gracias por aportar tu reflexión en este portal que acaba de nacer.